Durante el periodo que sigue a la Segunda Guerra Mundial, hay un renovado interés por la abstracción en América Latina. En varios países del continente, las telas de muchos artistas se llenan de configuraciones geométricas, colores saturados, texturas gruesas, y ausencia de formas figurativas. Si bien esta tendencia adquiere mucha solvencia y aceptación, la exigencia de construir la identidad cultural a través de las formas pictóricas permanece también vigente.
En la Honduras de la época vemos en el trabajo de varios artistas un entramado dialéctico de este impulso internacional hacia la abstracción frente a las figuras de las personas y costumbres que evocan nuestra nación. Así, en el trabajo de Moisés Becerra vemos las figuras de bailarines y obreros construidas con formas muy simplificadas, llenas de armonía y ritmo. Sus expresiones son suaves, subordinadas a la dinámica de la composición y de los valores que representan.
En el trabajo de Benigno Gómez, el impulso hacia la abstracción supera al de la representación: la libre expresión de trazos y colores predomina sobre la construcción de las figuras. El recurso al paisaje facilita esta imprecisión de las formas donde triunfa la materia pictórica. Su estética contrasta con la de Dante Lazzaroni, donde la facilidad del dibujo, que le permite articular con mucha simpatía aspectos propios de Honduras, interactúa lúdicamente con la saturación del color, y añade así, a varias de sus telas, una diversidad de estratos expresivos. En algunas de sus obras, Lazzaroni llega a un nivel intenso de abstracción. En ellas ofrece al espectador un estado de goce estético pleno, pues la disminución dramática de referentes concretos le permite desplegar la subjetividad propia.
Ante esta apertura lúdica hacia la abstracción, resulta muy interesante ver cómo un artista que estudiara con Gómez y Lazzaroni llega a una estética casi opuesta: las telas de Hermes Armijo Maltez irradian la penumbra melancólica de las figuras femeninas que las habitan. Tan solo una generación más joven, Maltez se aleja del expresionismo lúdico de sus maestros para llevar a primer plano la condición contemporánea del habitante urbano, e impregna sus telas con la experiencia difícil de los citadinos.
- Dr. Gustavo Larach