El Museo Virtual Banco Atlántida conformado por más de 4,000 objetos de patrimonio cultural, se caracteriza por ser la colección privada más grande a nivel nacional. En esta ocasión se presenta una selección de las piezas contenidas en la colección del gran maestro Carlos Garay. La colección contiene más de 50 piezas del maestro, desde los años 60 a los 2,000 de los cuales aquí se presentan algunas de ellas. En esta muestra se puede apreciar la versatilidad que empleó el maestro en el trayecto de su carrera artística.
Por su trabajo artístico tan destacado, Garay fue merecedor de muchos reconocimientos. Entre ellos, la Condecoración Andrés Bello otorgada por Venezuela en 1981; el Premio Nacional de Arte “Pablo Zelaya Sierra” en 1983; la “T” de oro como pintor del año otorgada por tele sistema hondureño en 1989; y la ciudad de San Pedro Sula le rindió homenaje en “El Recital de Otoño” del año 1992 como el artista más prominente del año.
Nació en Tegucigalpa el 1 de abril de 1943, fue becado en la Escuela Nacional de Bellas Artes, formando parte de la generación más grande de egresados en 1960.
Desde su época de estudiante, se destacó por su pintura de paisaje donde muestra una fresca visión a través de los postulados de la pintura impresionista a cuyos postulados el ajusto la realización de sus trabajos, su paleta amplia de colores brillantes, pinceladas yuxtapuestas de generoso empaste, Carlos Garay realizaba sus obras pintándolas directamente al aire libre a la manera de la Escuela de Barbizón donde con su caballete y lienzos se ubicaba directamente frente a la naturaleza ante la imagen que le motivaba capturar, cuyo propósito no es más que interpretar la luz a través de los colores. La luz natural es fugaz, que no se detiene, para lo que Garay estuvo técnicamente preparado para capturar en sus pinturas ese instante. La técnica requiere que los colores se apliquen en forma espontánea colocando las pinceladas de un color a la par de otro color por lo que el trabajo final es una superficie muy colorida y de grueso empaste.
El pintó principalmente el paisaje de ambos horizontes o las comunidades rurales con sus calles y callejones. Los cielos azules, las nubes, sus azules montañas y los árboles de diverso follaje y tonalidades verdes. Las casas de blancas paredes y sus tejados capturan esa gran variedad de colores, siendo el resultado de educar el ojo mediante el trabajo constante enfrentando el gran tema que en sus pinturas es la luz. Capturar en el lienzo ese instante, fijarlo, ya que cambia permanentemente y no se detiene, ese fue el reto permanente en la obra de Carlos Garay donde quiera que estuviera con sus lienzos y pinceles ya fuera la calle o la montaña, la serranía o la quebrada, la playa o la hondonada. Su propósito siempre fue la luz por eso sus obras se distinguen ya que fueron realizadas del natural, en el estudio la luz es diferente, pintar de memoria también es diferente.
En toda la década del 60 al 90 su pintura fue de la naturaleza realizada directamente viendo y pintando lo que tenía frente a sus ojos.
Es interesante encontrarnos con una obra distinta de Carlos Garay donde su intención esta entre la figuración y la abstracción muy ligada al expresionismo que privilegia el sentimiento y se realiza con el gesto, el trazo espontaneo y la emoción que se transmite a la pincelada en el color y la mancha prevaleciendo la intuición para que el impulso pueda moverse dentro del sentido que el color y la textura ocupan en equilibrio y contraste en el cuadro. No se sabe cuántas obras pinto así, sorprende por ser tan distinto por su desenfreno creativo y totalmente valido, se cree que fue el medio el que lo detuvo y el cedió.
La plástica nacional perdió esta faceta diferente en la obra de Carlos Guillermo Garay.
Le invitamos a explorar esta muestra de nuestra colección.